En los últimos años, el fotógrafo vienés Manfred Baumann se ha convertido en uno de los fotógrafos más influyentes. Su pasión por la fotografía comenzó  con apenas 10 años, cuando su abuelo le regaló su primera cámara, una Praktika. Su abuelo, que también trabajó como fotógrafo, fue el mentor de Manfred, antes de que desarrollara una verdadera pasión y se dedicara a la fotografía de paisajes en sus primeros años. Pero el camino hacia el reconocimiento no es fácil. Después de estudiar administración y negocios, Manfred trabajó como asistente de un fotógrafo austriaco.
 

Al principio se centró principalmente en la fotografía de desnudo artístico, una fascinación por describir individuos y sublimarlos tanto como sea posible. Su ambición es romper con las ideas recibidas. Según él, una fotografía tomada perfectamente de manera técnica no es necesariamente una buena fotografía.  Entonces, descubrió la importancia de despertar deseos en el espectador, revelar historias y hacer narrativas. Cuando el espectador observa una imagen, debe ser capaz de encontrar algo nuevo cada vez que la mira. Adams y Newton ya lo han señalado, pero Manfred sigue a los maestros en estas observaciones. Manfred sabe moldear mujeres eróticas, destacando su carisma y belleza. Cada una de sus pinturas emana una tensión erótica que envuelve al espectador en una experiencia táctil, casi palpable, que invita al espectador a soñar despierto con el retrato: Roger Moore, Bruce Willis, John Malkovich o incluso Sylvester Stallone. Ahora Manfred tiene una amplia gama de temas diferentes, al igual que su modelo Helmut Newton: tres temas favoritos son el desnudo, el retrato de celebridades y el paisaje.