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RETRATO


Pierre Fudaryli nació en 1984 en México. Desde temprana edad, desarrolló un fuerte interés por las artes visuales. Luego estudió por su cuenta. A los once años tomó clases de pintura, pero decidió parar, teniendo la sensación de estar restringido artísticamente y no poder expresarse libremente. A los doce años descubrió al pintor que en adelante se convertiría en su mayor influencia, Salvador Dalí. Dos obras del artista marcarán el imaginario de Fudaryli (Corpus Hypercubus y Carne de gallina inaugural), antes de adentrarse en el movimiento surrealista de la mano de Remedios Varo, Max Ernst o Chirico. Estas personalidades artísticas desarrollaron una distorsión de la realidad, la imaginación y tenían una fuerte inclinación por representar el absurdo. Estas nociones se han convertido en el leitmotiv artístico del fotógrafo mexicano. Después de una temporada en la escuela de arquitectura, se familiarizó con el uso de herramientas digitales, utilizadas para proyectos arquitectónicos. Estas herramientas le ofrecen los medios para abordar la creación artística con una mirada fresca.

El trabajo de Fudaryli se centra principalmente en la naturaleza humana, su pasión, fuerza, excesos, espíritus y muerte. La geometría cotidiana de nuestra muerte, desde que nacemos hasta que dejamos de morir, compone lo que él llama una "realidad alterada de la energía humana" que representa gráficamente comportamientos en diferentes estados, diferentes vectores, dirigidos en varias direcciones de forma fractal, tanto de introspección como de proyección. . En sus cuadros, el artista no solo plasma una visión bidimensional, sino heptadimensional, se analizan todos los ejes espaciales (norte, sur, este, oeste, arriba, abajo así como el punto en el que te encuentras) y así congela un momento de nuestra superrealidad humana. Pierre Fudaryli experimenta constantemente con diferentes técnicas, incursionando en la escultura y el video, entre otros.

ENTREVISTA EXCLUSIVA

- ¿Una neurosis?

¡Tener un temperamento explosivo desde que nací! De ahí mi seudónimo “Fudarylí”. A los tres días de nacer, mi madre me apodó “furia” porque todavía estaba enojado. Luego mezclé "furia" y "Dalí", que es uno de mis pintores favoritos y que siempre ha influido en mi obra.

 

- Tienes una predilección particular por el tema femenino, pero las mujeres de tus obras suelen aparecer con rostros ocultos o distorsionados. Por qué ?

En México, de donde vengo, es muy común que se malinterprete un desnudo. Hago esto para preservar la integridad social de mis modelos, ya que a menudo son víctimas de críticas morales y absurdas de la sociedad. Es muy raro ver, en mi trabajo, modelos dedicadas al modelaje: nunca he pagado para que alguien se desnude, así que siempre me pregunto si puedo usar su cara para publicarlas, si están de acuerdo o no. Pero en la mayoría de los casos, la cara no me interesa para nada, porque no estoy ahí para retratar a una persona, la modelo en particular. Mi enfoque es hacer de esta persona un concepto, una entidad, por lo que es preferible que no tenga un rostro específico.

 

- ¿Qué es la irracionalidad, el surrealismo, y cómo lo usas?

Los conceptos que utilizo en mi trabajo son pasiones humanas, metáforas o mitos.... El mundo de los sueños. ¿Cómo representar algo intangible de manera tangible? Como una necesidad de recurrir al absurdo, a lo irracional ya lo imposible. Surge entonces el lado surrealista o metafísico de mi trabajo, las historias se convierten en objetos conceptuales y símbolos comunes para transmitir una lectura posible e ilimitada.

 

- ¿Cuál es para ti el límite entre el erotismo y el desnudo?

Creo que este límite viene del propio espectador. Algunas imágenes de desnudos no son nada eróticas para mí, mientras que para algunas personas sí lo son. Para mí la lencería es mucho más erótica que la ausencia de ella, porque provocas al espectador haciéndole imaginar lo que hay debajo, entonces hay una connotación sexual deseada y buscada. Prefiero la ausencia de ropa, el cuerpo se sublima, más puro y más natural. Un gesto de la mano, la autocensura de la pose, las sombras son lo que puede cargar una imagen erótica sin ser explícito ni vulgar. El límite en mi trabajo marca la dirección que quiero que tome la imagen, ya sea un barrido donde todo se vuelva completamente apasionante o una simple exploración de forma, textura, color y luz o una composición conceptual y surrealista.

- Encuentra la suite de Pierre Fudaryli dansRevista Normal n°5 -

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