Si la fotografía es el arte de capturar el tiempo y aprovechar un momento fugaz para instalarlo en la eternidad, entonces el arte de Julien Benhamou es la quintaesencia. Es el fotógrafo de la danza, el músculo y el movimiento. Ya sea para fotografiar al aire libre o en el estudio, vuela y revolotea; el estilo es aireado, la dinámica construida como una medida rítmica.
 

La imagen permanece fija pero el objeto es versátil, volátil, móvil, animado por la cadencia: el espectáculo está vivo. Julien capta la poesía de las curvas y las líneas y nos ofrece una representación de la estética. El tiempo está suspendido, al igual que sus modelos de bailarinas que, bajo la apariencia de dioses griegos, no volverán a caer del salto que acaban de dar.