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RETRATO

Stefan Rappo es el fotógrafo de la emoción. Imágenes sencillas, limpias, sin adornos, libres de escenografías sofisticadas, una vuelta al estado natural y un foco en los sentimientos. De mirada cinematográfica, sus planos son cortometrajes mudos y poéticos, odas a la mujer. Lo que llama la atención es la calma y la serenidad. El espectador, aunque se mantiene a distancia, se inmiscuye en la intimidad de la obra que se representa, un drama a puertas cerradas, donde las tensiones palpables se empujan y mezclan para formar una narración. A la edad de 30 años, Stefan Rappo dejó Suiza y su profesión para ir a una escuela de fotografía y se convirtió en asistente de Camilla Akrans, Bruno Aveillan, luego de Peter Lindbergh, durante más de 4 años. Al mismo tiempo, trabaja en proyectos personales, producciones cinematográficas, desnudos femeninos y algún trabajo más comercial, en particular ciertas lecciones para Aubade. Estos brotes son abiertos, basados en la espontaneidad y la libertad, como fuera de control, para dar rienda suelta a los elementos y crear vida en construcciones ordenadas. 

- Encuentra la continuación de Stefan Rappo enRevista Normal n°1 & n°8 -

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