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RETRATO

Nacido en Crimea, Vladislav fue un ejemplo excepcional de artista completamente autodidacta. Nunca asistió a escuelas de fotografía, apenas participó en talleres y desarrolló su arte a través de su cultura visual: pasaba horas en museos, estudiaba fotografía y pintura clásicas, y analizaba la composición y la luz. «El principal activo de un fotógrafo es su cultura visual», solía decir.
A mitad de su trayectoria creativa, Vlad replanteó radicalmente su enfoque del retoque. Tras años de meticulosa posproducción, admitió que alterar el cuerpo solo hacía infelices a las personas. Desde entonces, se negó a cambiar las características físicas y siempre defendió la fotografía ética, donde el modelo se mantiene fiel a sí mismo.

Más allá de la fotografía de desnudos, Vlad trabajó con collages. Su serie Noir Stories se convirtió en un hito importante.

Para Spivak, la creatividad era un espacio de experimentación. Podía trabajar con una intensa iluminación cinematográfica, una cámara compacta de 1500 rublos o un juguete infantil de impresión térmica: cualquier cosa que le permitiera explorar una nueva sensación visual sin centrarse en el equipo. Se describía como un feminista comprometido y creía que no había nada vergonzoso en el cuerpo humano. Vlad siempre se opuso a la representación de las mujeres como objetos sexuales. Para él, un cuerpo desnudo era tan natural y legítimo en el arte como una escultura en un museo.

- Encuentra su obra en la revista Normal número 15 -

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